Gobas de Laño
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Para comprender un poco más el porqué de la construcción de éstas cuevas, primero tenemos que entender que es el eremitismo. Se tomó como una forma de vida o práctica cristiana y su mayor apogeo en la Península Ibérica lo tuvo en los primeros siglos de la Alta Edad Media (siglos V-VIII). Consistía en retirarse a vivir a lugares apartados, normalmente cuevas naturales o escavadas. Una forma de poder orar, hacer penitencia y huir de uno mismo. Poder buscar la perfección cristina en soledad rechazando la unión de la Iglesia con el estado imperial.
En éste conjunto de 13 cuevas encontraremos diversos paneles explicativos que nos cuentan las diferentes épocas, construcciones y vida que ha rodeado las cuevas. En Las Gobas existen varias leyendas que rodean una pequeña cavidad que se encuentra apartada del resto, la “Cueva de la Dotora”. Una de ella dice que aquí vivió la última mujer de la comunidad que habitaba las cuevas. Otra dice que fue la morada de los últimos días de vida de una habitante de Laño. Durante los siglos VII al VIII éstas cuevas pasan a ser utilizadas como viviendas de una aldea campesina que se asentaba allí en aquellos momentos. Entre finales del siglo IX y principios del X, por causas todavía desconocidas, la población se desplaza al actual pueblo de Laño abandonando así el conjunto de cuevas y siendo modificadas para convertirlas en centros religiosos y necrópolis. Éste camposanto se mantuvo hasta el siglo XII cuando vuelven a ser abandonadas, reutilizándose como lugar para el ganado y almacenes.
El conjunto arqueológico pasó por varias épocas, reformas y usos: eremitorios, viviendas, almacenes, necrópolis e iglesias.
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